De Wuhan a tu casa

Tengo treinta años, no tengo hijos, no tengo mascotas, no tengo parientes a quienes haya que cuidar, vivo de alquiler y solo tengo algunas plantas a las que muchas veces olvido regar y por lo tanto tiran más a muertas que a vivas. En comparación con mi madre que a esta edad ya tenía tres hijos y la hipoteca de la casa, no cargo mucha responsabilidad.

A lo mejor por esa falta de estar acostumbrados a asumir responsabilidad o por (tendré que preguntar a mi madre) lo contrario o simplemente por pura comodidad, somos propensos a buscar a responsables cuando nos encontramos en situaciones difíciles. Queremos que la situación sea “justa” y que quienquiera sea responsable otorgue de alguna manera algún tipo de justicia.

Podemos recurrir a la idea de Dios: toma decisiones sobre nosotros, tiene en mente un cierto outcome y es tanto responsable de la situación o de darnos libre albedrío como lo es de crear una justicia a más tardar más allá de la vida actual. Este texto va dirigido a todos a los que se les hace difícil creer en un ser inteligente y todopoderoso o a los que creen que con un libre albedrío otorgado por un ser inteligente y todopoderoso nos corresponde tomar un cachito de la responsabilidad de lo que hacemos con él.

Entonces, si rechazamos esa idea de Dios, ¿quién es responsable por lo que nos pasa?

Allí viene una distinción: no es lo mismo ser responsable que asumir la responsabilidad. ¿Qué quiero decir con esto?

Vamos a usar un ejemplo: en casi todo el mundo compartimos ahora la experiencia de tener que quedarnos en casa. ¿Quién tiene la responsabilidad? ¿Pedro Sánchez? ¿El chino que se comió un murciélago? Si hablamos de tener la responsabilidad, se desdibujan los dos conceptos nombrados. Pedro Sánchez asume la responsabilidad. Él no tiene la culpa de que estemos en plena pandemia mundial, pero debido al cargo que ocupa, tiene que tomar decisiones sobre qué hacer en un momento determinado.

El chino no toma ninguna decisión sobre lo que debes o no debes hacer tú, pero aún así, si creemos en esa teoría, ha causado que medio mundo se paralice. A posteriori podemos trazar una línea de causa y efecto hasta llegar al chino que tenía hambre: cada acción tiene efectos deseados y no deseados. Entonces de cierta manera es responsable de la situación, pero no por la situación.

La responsablildad está relacionado con los efectos deseados de una acción – de una persona adulta y dentro de sus capacidades mentales esperamos cierto grado de experiencia y prudencia como para saber qué efectos directos y probables va a traer su acción. El código penal y la libertad que tenemos dentro de un estado democrático se basan en esa idea de que uno puede tomar decisiones y sabe medir las consecuencias. Por lo tanto uno tiene que asumir la responsabilidad y puede estar penalizado tanto social como legalmente este tipo de acciones. Por lo cual no podemos poner al mismo nivel el causar algo con tener que asumir la responsabilidad. No es ni probable ni un efecto deseado la pandemia, por lo tanto el chino no tiene que asumir ninguna responsabilidad. Pero, ahora ya hemos ganado más experiencia de la que teníamos antes con respecto de que los virus pueden transmitirse de animales a humanos por lo cual China intenta cerrar los mercados de animales vivos.

¿Y Pedro Sánchez? Es que la responsabilidad va más allá de los efectos deseados y probables. Nadie tiene la culpa de efectos no deseados o no probables. Por convivir con más personas, todos tienen que asumir un cierto tipo de responsabilidad cívica. Cada uno de nosotros tiene varios roles en diferentes ámbitos de su vida y en cada rol caen ciertas expectativas definidas por la sociedad. Es decir, al cumplir cierta función en un conjunto de gente, viene cierta responsabilidad definida. El caso de Pedro Sánchez es un ejemplo extremo. Su función justamente es representar a todos los españoles. Entonces, la definición del trabajo conlleva asumir la responsabilidad por prácticamente todo que le pasa al país y arreglar lo que le sea posible (y en caso de otros presidentes incluso lo imposible, si es que lo imposible es posible). Pero no quiero fijarme en la persona de Pedro Sánchez, ni hablar de política, solo quiero marcar que al ser presidente asume responsabilidad por situaciones que no causó.

Y allí va a lo que quiero llegar con este texto. Nos encontramos muchas veces en situaciones desagradables y no las causamos nosotros. Algunas de esas situaciones las causaron otros directamente, otras no. Pero da igual. No podemos cambiar el pasado y si alguien no tenía la prudencia de evitar una situación desagradable en el pasado a lo mismo va a tener más experiencia después y eventualmente sabrá evitarla en un futuro. Para nuestra situación particular no importa. Si la situación fue simplemente mala suerte – pues, aún así tienes que vivir con ella. No quiero decir que uno deba resignarse ante una situación así. Siempre se puede aprender algo y siempre viene bien saber hasta qué punto alguien tiene influencia en una situación no deseada. Viendo el pasado: para aprender en anticipación a un futuro si es posible evitarla. Viendo el presente: para entender qué puede uno cambiar directamente de la situación y si no es posible, hasta qué punto uno puede cambiar la actitud hacia la situación para sentirse mejor. En cada momento de la vida tenemos que asumir responsabilidades de cosas que no están en nuestro ámbito de influencia. No basta con que no causáramos la situación para cargar la responsabilidad a otra persona. Formamos parte de una sociedad e interactuamos con gente, gozamos de libertades y eso solo es posible si cada uno de nosotros asume responsabilidades extra – solo así puede funcionar nuestra convivencia.